El Hecho:
Los tarros de vidrio han existido desde el siglo XIX, pero no fue hasta después del siglo XX cuando el uso de las conservas caseras se popularizó al ser consideradas una forma de proporcionar una dieta mejor, conservar el sabor, la duración de la comida y reducir el coste de vida. Al final del siglo, el decrecimiento de las granjas familiares, el bajo coste de las comidas enlatadas y el uso generalizado de congeladores hizo de las conservas caseras un hobby más que un hábito.
La Tendencia:
En el nuevo milenio, tenemos otras cosas en la mente. Con la creciente preocupación por el calentamiento global, así como nuestras preocupaciones por la seguridad alimentaria, la relación entre la comida, el sabor, la salud, el envase y la sostenibilidad son ahora una de las prioridades del consumidor.
Una tendencia emergente en los consumidores: el deseo de vivir un estilo de vida saludable y sostenible. Esta tendencia se ha materializado en el incremento de la comida orgánica y natural, volver a la popular comida casera y a las conservas, y una creciente concienciación e interés por las materias primas de la comida y sus ingredientes.
Cada vez más de nosotros nos estamos dando cuenta de que el futuro de nuestro planeta podría depender de dónde sacamos la comida, de lo que escogemos para comer y de cómo decidimos almacenarla.
Nutritivo y Delicioso:
La encuesta InSites muestra que la preferencia por el vidrio es especialmente alta cuando se trata de ciertas categorías de comida o bebida en las que el sabor lo es todo, como los refrescos, vinos y cervezas. Y más que eso, el vidrio conserva el aroma, sabor y textura natural, haciéndolo el mejor material para conservar productos frescos y perecederos como zumos de fruta, smoothies y salsas a base de tomate.
El vidrio es el material elegido por chefs, en particular, Geir Skeie quien sabe que el vidrio es un enamorado de la comida. La pureza del vidrio asegura que la comida retiene su sabor.
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