Trevor Philips tiene previsto jubilarse en los próximos años tras una impresionante carrera de 50 años en la industria del vidrio, y le apasiona animar a los jóvenes a iniciar una carrera en el sector. Entró por primera vez en Beatson Clark en noviembre de 1973, con la intención de quedarse unos meses como operario de repuesto antes de entrar en la policía. “Cuando entré en el taller por primera vez y vi fuego por todas partes, me pregunté en qué me había metido. Pero pronto me fascinó la formación del vidrio y, al final, nunca llegué a entrar en la policía.”
La fabricación de envases de vidrio es una alquimia de ingredientes, que se funden, se moldean y se esculpen para darles vida, todo ello frente a las llamas danzantes del horno. “Por eso me gusta pensar que el vidrio es un ser vivo”.
“Aunque todo se reduce a tres ingredientes – arena, carbonato de sodio y caliza, junto con el vidrio reciclado-, no se puede aprender el arte de la fabricación del vidrio en un libro. Incluso con la maquinaria moderna, es necesario saber cómo se unen los ingredientes para crear el vidrio. Alguien que lleva años trabajando con el vidrio puede percibir que algo no está bien, o detectar ligeras desviaciones en el sonido de la máquina antes de que se produzcan imperfecciones.”
“No hay dos días iguales”
“Ni siquiera la tecnología puede controlarlo todo. Te das cuenta de que la botella final no sale bien, y tienes que volver a la máquina, al horno, incluso a los ingredientes crudos para resolverlo. Cualquier alteración puede dar lugar a un tipo de vidrio diferente al esperado. También existe una gran camaradería entre los vidrieros, intercambiando ideas e historias entre compañeros del sector, como si nos conociéramos de hace años, aunque seamos de lugares del mundo totalmente diferentes.
Mucha gente no se da cuenta de la antigüedad de la producción de vidrio, que va desde el descubrimiento del soplado de vidrio artesanal por parte de los romanos, pasando por los secretos del gremio medieval de Murano, en Venecia, hasta las cadenas de producción de las ciudades industriales. Nuestra propia fábrica lleva en funcionamiento desde 1751, construida junto al canal en los albores de la Revolución Industrial, para facilitar el transporte de frascos farmacéuticos por toda Inglaterra.
Hoy en día, con tantos de nosotros a punto de jubilarnos, hay una verdadera necesidad de incorporar sangre joven a la industria del vidrio, o se perderán muchas habilidades. Por eso estamos incorporando la última tecnología para formar una nueva generación, incluida la tecnología de formación de realidad virtual que recrea la fábrica en 3D. Estos avances ayudan a los aprendices a interactuar de forma segura con la maquinaria, y a aprender de forma más rápida lo que ocurre entre el vidrio fundido que cae en un molde y el que sale por el otro lado en forma de botella.”
“La sostenibilidad influye en todo lo que hacemos”
“Es esta constante evolución, y la yuxtaposición de lo antiguo y lo nuevo, lo que hace que la fabricación de vidrio sea tan interesante. Aunque muchos de los procesos de fabricación de hace 100 años aún se utilizan, las cuestiones de sostenibilidad son tan recientes que ni siquiera se consideraban cuando yo empezaba. Hoy en día, la sostenibilidad influye en todo lo que hacemos, y muestra de ello es el proyecto “Horno del futuro”, que pretende reducir drásticamente las emisiones de CO2, mediante el cambio a la electricidad renovable. Creo que ese es el camino que tenemos que seguir, parar asegurarnos de que nuestra industria esté preparada para el futuro.
El vidrio es el material de envasado ideal, compuesto de ingredientes naturales y 100% reciclable infinitas veces, sin pérdidas cualitativas ni cuantitativas en el proceso. Como industria, hemos puesto en marcha varias iniciativas para reforzar este mensaje a través de distintas campañas de concienciación para que la sociedad recicle cada vez mejor.
Creo que tenemos que cuidar este planeta para las generaciones que nos seguirían, y si eso significa que todos tenemos que reciclar un poco de vidrio a diario, y dedicar tiempo a hacerlo bien, no es mucho pedir. Y mirar el lado bueno: hoy en día un paseo hasta el contenedor de vidrio es una buena excusa para salir de casa.”