¿Te gustaría estar seguro de que los productos que compras duran lo máximo posible? Para ello, la elección del material de envasado importa. Y es que un envase adecuado puede proteger los alimentos o bebidas de microplásticos y filtraciones químicas que podrían ser perjudiciales para la salud. Además, el envase también puede prolongar el periodo de conservación del sabor, la efervescencia y el aroma. El vidrio cumple todos estos criterios, mientras reúne las implicaciones sanitarias pertinentes para el cuidado adecuado del producto, la salud humana y el cuidado del medio ambiente.
Carolina Ripollés, Graduada en Ciencia y Tecnología Alimentaria y lectora Serra Hunter en la Universitat Autònoma de Barcelona, es experta en seguridad alimentaria y salud pública. A continuación, nos explica cómo interactúan los envases con nuestros alimentos y cómo el vidrio nos mantiene sanos.
¡Bienvenida, Carolina! Háblanos un poco de tu trayectoria – ¿qué te hace ser “amiga del vidrio”?
Desde que era pequeña, siempre me ha gustado preguntarme “por qué”. Los sistemas de producción de alimentos son una parte importante de cómo vivimos y nos mantenemos sanos, y me parece fascinante cómo podemos encontrar formas más sanas y ventajosas de mejorar nuestros sistemas actuales. Por eso elegí estudiar seguridad alimentaria, para evaluar cómo interactúan los distintos materiales en contacto con nuestros alimentos.
Todos sabemos que el envasado de alimentos ha evolucionado muy rápidamente en los últimos años. Durante un tiempo, el vidrio y la madera -los envases predominantes hace cien años- fueron reemplazados por el plástico. Sin embargo, hoy en día, las posibilidades de reciclado, la reutilización y la baja cantidad de elementos externos en el vidrio, le han devuelto el protagonismo por razones medioambientales y sanitarias.
LA IMPORTANCIA DEL MATERIAL DE ENVASADO PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
Sabemos que la gente presta cada vez más atención a la importancia de la sostenibilidad en su vida cotidiana. Pero ¿cómo influye en ello un estilo de vida saludable?
Los estudios demuestran que somos más propensos que antes a priorizar nuestra salud, bienestar y medio ambiente, y a tenerlos en cuenta en nuestras decisiones de compra. Para muchos, la sostenibilidad es un factor importante a la hora de elegir un producto -incluso antes que el precio- además de mostrarse más proclives a reducir el uso de envases desechables, esforzarse en llevar los envases vacíos al contenedor de envases o limitar el consumo de energía.
Pero aún queda un largo camino por recorrer, y es que muchos consumidores simplemente no reciclan los materiales que utilizan a diario. Teniendo en cuenta que somos 8.000 millones de habitantes en la Tierra, si cada persona desecha 10 gramos de plástico al día, esto supone 80.000 toneladas de residuos plásticos a diario, es decir, 29 millones de toneladas de residuos al año. Y es que no es sólo un problema del plástico: lo mismo ocurriría con cualquier envase que se dejara en el medio ambiente. Pero el reciclado en una economía circular podría resolver este problema, y el vidrio resulta ser un ejemplo paradigmático. Por un lado, puede reciclarse y reutilizarse infinitamente, es menos probable que salga volando si se esparce y, actualmente, la sociedad ya lo recicla. Además, es una materia de una sola capa, natural e inerte.
En este sentido, podríamos reformular la reflexión sobre vida saludable: ¿llevar un estilo de vida sostenible nos hace más sanos? Es complejo de responder. En mi opinión, la sostenibilidad puede acercarnos a una vida más saludable porque pensar de forma sostenible implica una mayor conciencia de nuestros actos. En este caso, uno de los vínculos entre sostenibilidad y salud es la alimentación, y el medio ambiente forma parte de ella. Si eres consciente del impacto que tienen tus propias decisiones, siempre llevarás una vida mucho más plena y tomarás el control de tus actos en lugar de dejar que ellas te controlen a ti. Esto sólo conlleva efectos positivos y es la mejor expresión de bienestar personal.
¿Qué relación tiene esto con nuestra forma de pensar sobre los envases y las decisiones que tomamos sobre productos cotidianos, como alimentos o bebidas?
La sostenibilidad y los envases están estrechamente relacionados. Como consumidores, sabemos que los residuos de envases desechables y de alimentos son motivo de gran preocupación y que podemos contribuir a una vida más sostenible. De hecho, muchos nos sentimos obligados a hacerlo. Sin embargo, el envasado afecta a toda una serie de cuestiones, desde cómo se protegen alimentos, bebidas y otros productos cotidianos de la degradación, hasta cómo puede influir el propio envase en el producto que contiene con el paso del tiempo, pasando por cómo nos deshacemos de los envases. Las decisiones sobre comprar (o rechazar) determinados envases y comprometerse a reciclarlos son decisiones personales. Esto significa que depende de la motivación y la conciencia social de cada individuo. Sabemos que los consumidores tienen la percepción de que los envases de vidrio o de papel son las opciones más sostenibles, mientras que las botellas de plástico son las menos ecológicas. Al mismo tiempo, los envases de vidrio dan una sensación de calidad del producto y ofrecen una garantía de higiene, conservación del sabor y capacidad de reciclado total. Si asociamos un envase a una mayor calidad de producto, vinculándolo a un mayor aporte ecológico, al poder reciclarlo en su totalidad, ya tenemos la mitad del camino recorrido para concienciar sobre la necesidad de aprovechar los residuos y conseguir que la gente actúe en consecuencia.
¿Por qué crees que los consumidores siguen confiando en el vidrio?
Más allá de la reducción de residuos, el vidrio también es sinónimo de higiene y conservación del sabor. En general, el vidrio indica salud y calidad. Además, conserva mejor los alimentos y sus propiedades nutritivas durante periodos prolongados. El vidrio es completamente inerte y altamente higiénico. Inerte significa que ningún elemento exterior puede penetrar en el recipiente, por lo que es resistente a la oxidación y al CO2, así como a los productos químicos. Por ello, el vidrio es ideal para almacenar alimentos en la despensa o el frigorífico. Además, el vidrio transparente permite ver fácilmente cuándo los alimentos están a punto de caducar, lo que ayuda a reducir el desperdicio de alimentos.
VENTAJAS DEL VIDRIO PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
En tu opinión, ¿cuáles son las principales ventajas de los envases de vidrio para la seguridad alimentaria?
Las marcas y los distribuidores deben tener en cuenta muchos aspectos del envase desde que se concibe un producto hasta que lo adquirimos en los propios supermercados:
- ¿Es seguro el producto en ese envase? ¿Lo seguirá siendo durante el transporte y el almacenamiento?
- ¿Cumple las normas internacionales sobre seguridad alimentaria, como las normas REACH de la UE sobre seguridad química (de las que están exentos los envases de vidrio) o las normas de la FDA de EE.UU. sobre seguridad alimentaria?
- ¿Es resistente a posibles roturas?
- ¿Tiene un aspecto estético y agradable?
Todas estas cuestiones son importantes. Uno de los principales puntos a tener en cuenta es el contacto entre el alimento y su envase. Debemos buscar envases que no filtren sustancias químicas al alimento ni alteren su sabor, porque somos lo que comemos.
En definitiva, el vidrio está hecho de elementos que se encuentran en la naturaleza, y no necesita otros componentes, productos químicos o revestimientos de plástico para proteger nuestros alimentos. Así pues, la principal ventaja del vidrio en términos de seguridad alimentaria es que no se transmiten residuos químicos a los alimentos ni son absorbidos por el propio envase, lo que garantiza la conservación de los productos en su interior, así como su seguridad. Además, si las tapas son de un material adecuado, el contenido queda sellado y aislado del exterior, por lo que los alimentos no se contaminan.
¿Por qué cada vez se habla más de la relación entre envasado y seguridad alimentaria?
Últimamente, los riesgos químicos relacionados con los envases están siendo muy analizados. Los materiales que se encuentran en contacto con los alimentos están siendo sujetos a una intensa investigación, ya que las sustancias químicas presentes en ellos pueden migrar a nuestros alimentos. Por ejemplo, una nueva investigación sistemática publicada en la revista Critical Reviews in Food Science and Nutrition (Geueke et al., 2022) reveló que hay 14.153 sustancias químicas que pueden llegar a entrar en contacto directo con los alimentos. Y éstas podrían migrar al contenido de los envases, aumentando nuestra exposición a las sustancias químicas – incluso más de dos tercios de estas sustancias se llegaron a encontrar en plásticos. En cambio, el vidrio y la cerámica se determinaron como la opción más segura para el sector alimentario, ya que en ellos se detectó el menor número de sustancias químicas, lo que está relacionado con la baja complejidad química de estos materiales.
Es importante señalar que la complejidad química de los materiales en contacto con alimentos está directamente relacionada con su seguridad (Fenner y Scheringer, 2021). ¿Por qué? Porque cuanto mayor es la cantidad de sustancias químicas presentes en un material específico, más difícil resulta evaluar a fondo todos los componentes. Reducir la complejidad química de los materiales en contacto con alimentos implica poder evaluar la totalidad de sus componentes químicos, lo que nos acerca un paso más a la seguridad alimentaria.
Además, desde una perspectiva biológica, la preocupación gira en torno a la posibilidad de que ciertos microorganismos crezcan en los alimentos envasados. Esto podría acelerar el desperdicio de alimentos o incluso provocar enfermedades de transmisión alimentaria. Así, tanto si hablamos de riesgos químicos como biológicos, ambas situaciones implicarían una pérdida económica significativa y una disminución de la confianza hacia las marcas. Por ello, el uso de materiales de envasado impermeables y de una sola capa, como el vidrio, es clave para minimizar el riesgo de crecimiento bacteriano y de sustancias químicas nocivas.
¿Hay algún alimento o bebida que requiera ser envasado en vidrio? En caso afirmativo, ¿por qué?
Hay una gran variedad de materiales que pueden utilizarse para envasar alimentos o bebidas, pero si evaluamos cuál puede considerarse la mejor opción, tanto por los profesionales como por los consumidores, para determinados tipos de productos, sin duda es el vidrio. Ejemplos de ello serían las bebidas fermentadas, como el vino o el sake; las bebidas destiladas; todo tipo de conservas; incluso los productos destinados a los más pequeños, como los potitos. Las razones son varias, entre ellas los aspectos higiénicos y de seguridad del vidrio, así como su relación con la calidad del producto.
En 2022 se celebró el Año Internacional del Vidrio proclamado por la ONU. El vidrio ha acompañado a las civilizaciones durante generaciones. Como científica, ¿crees que el vidrio seguirá siendo el envase del futuro?
Para saber si el vidrio es apto para el futuro, debemos tener en cuenta la opinión de los consumidores sobre la sostenibilidad, su conciencia medioambiental y, lo que es más importante, ¡su comportamiento! El comportamiento es clave y será el factor determinante. En mi opinión, el vidrio seguirá siendo sin duda un material de envasado valorado por su alta calidad y seguridad. Esto significa que nuestros alimentos y bebidas estarán frescos durante más tiempo, que se reducirá el riesgo de que absorban sustancias químicas u otros contaminantes y que aumentará considerablemente la probabilidad de que nuestros alimentos se mantengan sanos y seguros.
[Insertar vídeo IYOG: https://www.youtube.com/watch?v=aZB_wDo1uCw&t= ]