Desde William Shakespeare a Benjamin Franklin – y por supuesto, Homer Simpson – las grandes personalidades han resaltado las virtudes de la cerveza desde su existencia. Que, para ser justos, es mucho tiempo – unos 3.000 años. Las ventas de la cerveza artesanal están en alza al tiempo que las generaciones jóvenes experimentan con recetas tradicionales para crear sabores y estilos nuevos y emocionantes. Pero lo que realmente garantiza que ese sabor llegue al consumidor es el vidrio, los envases y el vaso.
El botellín de cerveza conserva intactos el aroma y el sabor de la cerveza, sin alteraciones, para que cuando viertas la cerveza en un vaso de vidrio se liberen los aromas naturales y viajen hasta tu nariz. El aroma juega un papel importante al saborear un alimento o bebida.
El vidrio además te permite “comer por los ojos”, gracias a su transparencia natural. Podrás ver los matices del color y consecuentemente su nivel de malta. Si prefieres servirlo en un vaso, la textura y grosor de la espuma también será un claro indicativo de su cremosidad y la sensación en boca. Especialmente en el caso de las cervezas de trigo, el vaso Weissbier es el idóneo, ya que fue específicamente diseñado para atrapar los sedimentos de levadura que aparecen de forma natural en el fondo.
Puedes encontrar cervezas de todos los precios. Hair of the Dog Brewery en Portland, Oregon, elabora una cerveza tan excepcional y demandada que cuesta $2,000. Elaborada en 1998, esta tradicional cerveza ganó una competición local y su popularidad ha ido creciendo desde entonces. Los EE.UU. no es el único país con una cerveza especial. BrewDog’s End of History, marca escocesa, se vendió por £475 la botella; y la cerveza australiana Nail Brewing in Perth, fue subastada por $1,944.
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